
Esta noche la suerte me dió otro recordatorio sobre cuál es mi lugar en el planeta. Sobre qué clase de cobarde puedo ser. Presa todo el día de un berrinche no atendido, de mi yo niño caprichoso, infantiloide y ridículo llegué a desquitarme con mi artículo interminable sobre emos. Seres que casualmente viven con la bandera de tener los sentimientos a flor de piel, de ser no supra, no super, sino hipersensibles, y como todos en algún momento de la vida carentes, faltos y hambrientos de una identidad aceptada, amada y tal vez con mucha suerte respetada. Hoy desde mi balcón de comfort en mi nuevo mundo de marketing me sentí impotente, débil, literalmente idiota.
Busco un alivio, me largo al cine con mi mejor amigo también Casi Diva a olvidarme por una hora y cuarenta minutos quién aun no soy, experimentando en carne propia cómo funciona el karma, lo bueno (o tal vez debería decir lo malo) estoy escuchando HARD CANDY finalmente! unos días antes de su estreno, lo bueno: Seventeen México me mandará a Acapulco a conocer a un instructor de yoga, en una sola semana viajaremos de mi primer artículo inconcluso sobre Emos a la Quebrada en compañía de mi nueva carpeta musical, y a qué precio?? Llegó a casa y encuentro a mi hermoso Rosamo asustado con una roncha en la mano y una araña atrapada en un vaso y un libro de palabrotas que yo mismo le regalé, ambos rezando porque no fuera una viuda negra, porque no fuera nada grave, porque no tenemos teléfono, debemos la luz, debemos el cable, su celular no tiene crédito, el mío apenas y ni una sola tarjeta de crédito. Mi mejor amigo y mejor enemigo de mi pareja Toño Fidz contiene el pánico, baja con su botiquin y amplios conocimientos sobre picaduras de alimañas a salvar la situación. Después de controlarla, intento distraerme en el patio limpiando las gracias de mis caninos hijos, para encontrar que la más pequeña, una vez más está sangrando al evacuar. Casi caigo sobre mis rodillas de la desesperación, de la impotencia, del hartazgo acumulado, de intentar una y otra y otra y otra vez ser Sansón y proteger a mi familia y sólo me doy de bruces contra mis lágrimas, contra mis sucios pantalones, contra mi camisa sudada sin contemplar que no tengo para lavanderías, ni para comprarme una camisa aceptable en las próximas quincenas. Mi vida me está devorando y no sé ni cómo pedir ayuda. Una araña y mi precioso beagle me han agotado la poca paz que tenía. Dios, Madre y Demonios guardianes ¿Qué carajos hago?