Cuando se toca fondo ya sólo se puede ver hacia arriba.
En estos momentos de emociones duras, sentimientos frágiles y encuentros con mis demonios, preciso agachar la cabeza para dar gracias, gracias al destino, a Dios, al buen karma por haber puesto en mi camino a dos hermosos ángeles que hacen mis días una experiencia en verdad divertida, A ti Rodrigo, por obligarme a ver tu inmensa luz en los momentos más oscuros del día, por ser juez y testigo de esta increíble transformación en mi vida, nuestra vida. Por darme ese calor familiar, amoroso y fraternal que rellenó de aire limpio a mis pulmones y salvó de la muerte a mi corazón. Las lágrimas han sido muchas, cada vez menos saladas, cada vez menos violentas.
Creo que sabes a la perfección que eres lo más bello que me ha pasado en la vida. Día a día abro los ojos y te encuentro a mi lado y se llenan de ilusión, esperanza, de promesas, muchas cosas nuevas y fuera de este mundo que están por venir, contaré cada una de las canas que se vayan agregando a las que tienes, como fiel perro cuidador, como tu mejor amigo, como el único que paga por ver cada una de tus sonrisas. Por ti soy, sin ti jamás.
Gracias por esta historia en años Huma.
Te amo.
A ti Huma, mi pequeño changuito, eres un angelito con pulgas, aunque seas de lo pior, y me hagas repelar por tus travesuras te amo como loco, eres el mejor despertador que hay, tus tarugadas se merecen un Oscar, te veo crecer y no puedo creer que me quieras tanto.
Eres mi Sol preciosa.
Te amo.
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