martes, octubre 16, 2007


No tengo tiempo de esperar un milagro!


Una vez más he vuelto a las filas de desempleo. En esta ocasión fue por confiado, por relajarme demasiado, por dormir en mis laureles, víctima de mi fanfarronería. Hay tantas cosas que me faltó enseñar; volvería dos semanas sólo para cerrar alguno de los proyectos que quedaron a medias, pero incluso en la publicidad, en la tan relajada y libre de protocolos empresa hay organigramas, es un negocio que puede generar pérdidas, esta vez me tocó a mi.

Es increíble lo que una situación así puede hacer por un ego sobreinflado, reducirte a cero, tu talento, dedicación, disciplina y sexto sentido para las ideas y buenos conceptos salen sobrando cuando cuestionas, cuando pierdes piso y andas flotando por las nubes de la megalomanía.

A lo mejor es la vida que me orilla a ser mi propio jefe de una buena vez por todas, terminar mis pendientes en mis tres cuartos de hogar. A lo mejor como publicista soy un excelente editorialista. Como hijo único ahora huérfano soy excelente compartiendo mi espacio, mi tiempo y poniendo pausa a la carrera para dedicarle tiempo a mi famlia, mi nueva familia de hermosos extrajeros y pulgas. Es amor, sólo sé que es amor, pero ya tenía un primer amor que lo veo cada mañana frente al espejo y cuento sus arrugas, y pulo su aspecto. ¿Qué has aprendido? ¿Hacia donde vas? ¿Qué estás esperando?

Nada! No tengo tiempo de esperar un milagro!

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